Parece que el tiempo te arrastra, cómo una ola. Las olas y la marea cumplen ciclos al igual que el tiempo, por ejemplo puedes estar en la orilla mojándote los pies, la marea va viene siete u ocho veces arrastrando con suavidad la arena sobre la que estás parado, sin embargo la siguiente ola será más fuerte, así sucesivamente.
La marea y sus olas son muy similares al tiempo, transcurre sin pormenores cuando te das cuenta lo muerto no son las horas sino los meses o los años, es cómo estar atascado en un embotellamiento y te cuestionas si hubiera sido más pertinente tomar una ruta alterna y puedes cuestionarte, repetirte y preguntarte sí había una opción mejor, pero para esas alturas del camino, probablemente no importa y es igual de valioso que todas esas monedas y billetes descontinuados que tu abuelo guarda en una lata de galletas cómo si fuese un centenario de los que había cuándo Porfirío Díaz era gobernante o las canicas que solías guardar en los rincones de la casa en tu infancia, puedes guardar el recuerdo pero probablemente están obsoletos cómo el sistema operativo de las computadoras de hace 4 años.
Así el tiempo, así la vida. Es imposible saber dónde vas a terminar, igual que en esas noches de borrachera en las que la mejor opción es dónde la cerveza sea más barata o este más cerca del bar de mala muerte en el que empezaste la noche. Siempre estamos cumpliendo ciclos, es el estado natural de las cosas.
AP
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