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La idea de ti.

Repetida y repentinamente me dedicaba a pensar en ti, lo hacía con cariño, a veces hasta religiosamente. Y yo no sé, no sé sí soy yo o es la idea de ti. La idea de ti, esa que incluye la calidez de tu abrazo, lo terso de tu piel y más de una docena de virtudes que enunciar. La idea de ti, la de antes, la que eras, la que pensaba. La que pensaba que eras. La que eres. No es reproche, es la idea de ti. La misma que sospecho, la que conozco a medias la que descubro cada que cruza mi puerta. La misma idea de ti, la misma con la que mis besos desesperan, los mismos besos que me saben a medias. La que descubro que no es idea, sino mujer. La mujer que sigo descifrando.
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Náufragos

Hay mucho que no entiendo, no entiendo la mitad de lo que me quieres decir, quizás ni una cuarta parte. A veces palabras, jamás intensiones. Mucho de tu lenguaje indecible, inentendible. Las palabras y las intenciones siempre colgando bajo tu lengua. Se van juntando todas como una presa retiene el agua guardas tus palabras, hasta que son tantas, tantas que no saben dónde estar ni a dónde ir, entonces salen como borbotones y te ahogas en ellas y nos ahogas en ellas.  Entonces intento nadar lejos de ti, doy brazadas hasta que siento cómo el músculo se me desgarra. Es ahi cuando volteó a verte y das patadas y te ahogas, das patadas y te ahogas. Nunca se acaba la sensación de Inés-tabilidad. Cada día es un loop interminable, inagotable, todos los días te ahogas un poquito más y no hay salvavidas que te salve. Ni tú mismo te puedes salvar. Hay días en los que la marea es baja, hasta que sube y ya nadie la puede parar. Nadie sabe. Y no sé, de repente se me ocurre que ya todos som

Las ganas

Qué ganas de despreciar a cualquier mujer que se me acerque y demuestre interés, supongo que cualquier atisbo de atención me sugiere una perdida de tiempo.  Qué ganas de permanecer todas las tardes en silencio, sin lugar a donde ir, pero con lugares donde la permanencia es voluntaria e involuntaria según se quiera.  Qué ganas de no contestar mensajes y no existir en ese silencio que se prolonga hasta la madrugada, a la siguiente semana y a la siguiente también.  Qué ganas de no discutir nuestras carencias personales, ni de guardar postales porfirianas junto a mí cama.  Qué ganas de dedicarme a mis obsesiones en mí zona de confort que bien se sabe es el estrés. Qué ganas tan inexistentes de verte, de compartir algo tan intimo como un tabaco o nuestro libro favorito, el mismo con el que la protagonista y tú comparten nombre.  Qué ganas de quitarme las ganas, mientras te escribo en el asiento trasero del auto mientras el sol quema mis rodillas, qué ganas.

Agua y Arena

El roce con el dorso de tu mano es eléctrico, centellas que atraviesan mi médula. Horas que en lugar de extenderse se comprimen cómo la arena y el agua juntas. Agua y arena que se mezclan y se separan, cómo tú y cómo yo. Con frecuencia me cuestiono que hago yo, en un lugar cómo este, tú eres el lugar. Admito que hasta la fecha no consigo una respuesta, o tal vez sí, tal vez no. Ninguna con la que me encuentre satisfecha. También me pregunto que quieres de mi, seguramente ni tú misma lo sabes, tanto que no sabes lo que quieres para ti. Trago saliva rápidamente y mis dedos, ansiosos, bailan sobre el teclado. Me reservo mis pensamientos y suspiro. Es tarde, despejo mi cama y mi mente. Eres dilema de otro insomnio y sin duda de otra noche.

Me reservo el derecho de admisión.

Sí tuviese algo que admitir, es bastante lo que tendría que admitir. La obstinación es algo que se me da, pero sí hay algo que admitir: Es que no hay mejor sensación al tacto que tus manos, ni mayor calidez que la de tu abrazo. Ni mejor perfume que el de tu cuerpo Lo sé porque los he experimentado. Pero no omito nuestros silencios que se han prolongado por meses ni la intermitente compañía a la que ya nos hemos acostumbrado. Tampoco se quererte de la manera correcta, sí es que la hay. Ni de la manera que tú quieres que te quiera, porqué tampoco sé sí lo hago. No lo sé, y ya está. Tampoco me importa. Te quiero como he podido, cómo ha sido mejor para mi. Y así te di por perdida.

Compendio

Recuerdo ser menor, mucho menor y el cómo mis padres intentaban mostrarme el mundo, me explícaban el qué y por qué de las cosas. Y naturalmente hay algo de encanto en aprender y descubrir algo nuevo.  ¿Por qué? No lo sé, quizás porqué simplemente es nuevo y novedoso a primera vista. Lo hicieron con tanto empeño y dedicación, que ahora yo misma me descubro intentando hacer lo mismo por cuenta propia conmigo misma. Tantos conocimientos acumulados durante más de una veintena de años parecieran no ser suficientes. Ahora cada objeto que encuentro o poseo pertenece a un lugar, clasificado por función, material y color, tema, numeración, tamaño e incluso año. Me descubro nuevamente clasificando todo, una y otra vez. Intentando entender lo que me rodea, en la medida de lo posible, tanto cómo mi nivel semiológico me lo permita. Mi obsesión o mi manía por entender no se que, no sé para que, ni por qué, se transformó y me descubrí haciendo imagenes. Formatos rectangulares dónde el orden,

Invitación extendida.

Atesoro experiencias vacías sobre incontables hojas de papel. Experiencias vacías que suceden en cafés, salas de cine y apartamentos medio vacíos, esas experiencias vacías que disfruto y acumulo sobre tu cuerpo, dónde soy-eres objeto de deseo, dónde solo hemos de ser eso. En dónde el tiempo se diluye, termina y vuelve a empezar entre nuestros pulsos e impulsos. Es una relación es sencilla, me llamas y yo voy, no hay mayor complicación más allá de transportarse de un punto a otro. Abres la puerta y me invitas a pasar. Me ofreces agua o alguna bebida, intercambiamos algunas palabras sobre nuestro día o cualquier otro suceso que no tiene más relevancia que el hecho de ser contado en ese preciso instante, más allá de ello cualquier conversación carece de sentido. (In)esperadamente dejo mi asiento y ocupamos el mismo lugar, me siento en tus piernas y nos besamos lentamente, desesperadamente. Me levantas de tu regazo y me tomas de la mano hasta tu cuarto. Te desvistes con rápidez y