El roce con el dorso de tu mano es eléctrico, centellas que atraviesan mi médula. Horas que en lugar de extenderse se comprimen cómo la arena y el agua juntas. Agua y arena que se mezclan y se separan, cómo tú y cómo yo. Con frecuencia me cuestiono que hago yo, en un lugar cómo este, tú eres el lugar. Admito que hasta la fecha no consigo una respuesta, o tal vez sí, tal vez no. Ninguna con la que me encuentre satisfecha.
También me pregunto que quieres de mi, seguramente ni tú misma lo sabes, tanto que no sabes lo que quieres para ti.
Trago saliva rápidamente y mis dedos, ansiosos, bailan sobre el teclado. Me reservo mis pensamientos y suspiro. Es tarde, despejo mi cama y mi mente. Eres dilema de otro insomnio y sin duda de otra noche.
También me pregunto que quieres de mi, seguramente ni tú misma lo sabes, tanto que no sabes lo que quieres para ti.
Trago saliva rápidamente y mis dedos, ansiosos, bailan sobre el teclado. Me reservo mis pensamientos y suspiro. Es tarde, despejo mi cama y mi mente. Eres dilema de otro insomnio y sin duda de otra noche.
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